Relato.

¿A dónde?, ¿para qué?, ¿con quién?

Típicas preguntas que persisten en mi mente y que normalmente no tienen respuestas. En escasos momentos de lucidez encuentro una pequeña contestación que, a veces, es válida.
La vida es un largo y maravilloso viaje que hay que recorrer lentamente, descubriendo cada pequeño lugar, sentimiento, emoción o situación; parándote a apreciar cada momento.
No tengas prisa por llegar al final, déjate llevar y disfruta del viaje, escoge un equipaje ligero y así podrás adquirir cosas en el viaje, no te agobies pensando en el futuro, vive el presente.
¿Hacia dónde voy? Pues muy fácil, voy hacia aquel lugar en el que sé que voy a ser feliz; voy hacia la alegría, la sensación de satisfacción, la pasión, la libertad...
¿Cómo llego? Sigue la voz del viento y encontraras el lugar.
¿Para qué ir allí? hay muchos que dicen que es para divertirse, para trabajar, para estudiar, para aprender a convivir; pero mi opinión es muy diferente.
Yo voy hacia aquel idílico y abstracto lugar para conocerme;  sí, para aprender de mí misma, para saber cuáles son mis limitaciones, virtudes y defectos, para averiguar qué es lo que debo cambiar.
Este viaje siempre lo hago sola, ya que cuando lo hago es para aprender y reflexionar.
¿Aún no te queda claro de qué lugar estamos hablando?
Pues ese lugar está muy cerca tuya, tan cerca que está en tu interior, ese lugar eres tú.
Es ese yo íntimo que todos tenemos y que necesita ser escuchado; ese yo que nos dice todo lo que necesitamos saber; ese yo que siempre te apoya, pase lo que pase; ese yo que jamás te decepcionará.