Tempus fugit.

¿Aún recodáis aquel día en el que teníamos sólo tres añitos y nos dejaron en aquel lugar desconocido para nosotros?
Muchos lloraban, otros se abrazaban a las piernas de sus madres, incluso algunos se metían en clase y empezaban a jugar tranquilamente relacionándose con otros niños.
Aquí todo era muy fácil, aunque para nosotros era un mundo repasar el número uno...
Poco a poco nos fuimos adaptando, y finalmente conseguimos pasarlo bien y aprender cosas nuevas todos los días.
Acabado aquel curso de 1º de infantil nos cambiaron de profesora y de clase y nos tocó adaptarnos de nuevo después de aquel precioso verano en el que no teníamos preocupaciones.
Otro curso nuevo, nuevos compañeros de clase, nuevos amigos, nuevos juegos...
En los recreos nos entreteníamos con cualquier cosa, a lo mejor nos podíamos pasar la media hora corriendo de un lugar a otro y riéndonos. De pronto se acabó el curso y actuamos, como todos los años, en la típica fiesta del colegio.
Un año nuevo, por suerte con la misma profesora y creo que en la misma clase.
Nos enfrentábamos a nuestro último año de infantil en el que teníamos que aprender a sumar, a leer... cosas básicas, pero difíciles para un niño de cinco años...
Cuando acabó el curso nos sentimos liberados y nos pasamos el veranos sin pensar en el colegio...
En septiembre comenzaba otro nuevo curso en el que ya cambiábamos de prefosora y de curso, ya empezaba realmente lo serio: primaria.
Aquí ya teníamos que saber leer medio bien, saber sumar y restar y empezaríamos con las sumas en la que te llevabas...
Primero lo pasamos más agobiados, todo aquello era nuevo para nosotros, ya empezaban los deberes y los exámenes...
En tercero volvimos a cambiar de profesor... ya no era una mujer la que nos daba clases, era un hombre. Y esa idea nos atemorizaba a muchos.
Me acuerdo que en música nos ponían CDs y nos poníamos a bailar en clase, que recuerdos...
En tercero y cuarto ya comenzamos a pensar en el instituto, lo teníamos más o menos lejos, pero sólo de pensar en ello nos agobiábamos.
En quinto la cosa comenzó a cambiar, un nuevo profesor y una nueva clase.
Íbamos constantemente a los ordenadores a hacer cosas allí. La E.S.O ya no estaba tan lejos... dos añitos y adiós a nuestra infancia.
Los chicos todavía eran niños, pero ya había niñas que comenzaban a pensar en su futuro. Sí, era sexto, pero al año siguiente comenzaríamos una nueva etapa totalmente distinta.
Sigo recordando ese verano como si fuese ayer...
A nosotros nos dijeron que cuando llegáramos a Secundaria nos iban a mezclar las dos clases... la gente no quería, algunos teníamos miedo. Siempre habíamos sido, las dos clases, muy competitivas entre nosotras.
Nuestra sorpresa fue al llegar aquel día la colegio: ¡No nos habían mezclado!
Era la primera vez que el colegio no mezclaba a las dos clases al llegra a secundaria. Llevábamos juntos desde primero de infantil.
1º de la E.S.O fue un curso que no se me olvidará jamás, para cada asignatura un profesor, cada uno con su forma de explicar, con sus normas, con sus exámenes, con sus deberes...
Cuando un profesor venía por el pasillo todos echábamos a correr para estar sentados cuando apareciese. En este curso descubrí a profesores que jamás olvidaré, y también descubrí que me gustaban asignaturas que nunca hubiese pensado que me gustarían.
Ese verano fui realmente feliz, ya éramos adolescentes, salíamos todos los días por ahí y pensábamos en lo lejas que estaba segundo.
Lejos, lo que se dice lejos, no estaba, el verano pasó volando y volvimos a comenzar un nuevo curso.
Nos cambiaron de clase y de profesores, aquel día salí llorando de la rabia, nos habían ampliado horas en asignaturas que no me gustaban nada, nos habían quitado al profesor que mejor me caía, nos habían reducido horas de la asignatura que más me gustaba...
Tenía ganas de que me tragara la tierra, pero di tiempo al tiempo y finalmente descubrí que me alegraba que me hubieran quitado a ese prefesor, ahora había una profesora que realmente me había demostrado lo que quería ser de mayor. Creo que fue en ese momento en el que se encaminó mi vida.
Se acabó segundo, y después comenzamos tercero, curso en el que estamos ahora, y me estoy dando cuanta que ya al año que viene nos iremos del colegio, que empezaremos dos años en un instituto y después adiós. Cada uno hará lo que realmente le gusta y muchos de nosotros no nos volveremos a ver físicamente, aunque por supuesto, estará el Facebook, el Tuenti, o alguna cosa de éstas.

He llegado a la conclusión de que el tiempo pasa muy rápido y, queramos o no, dentro de poco dejaremos de ser adolescentes y tendremos nuestras familias formadas.

Espero que os haya gustado. Un beso.