miércoles, 24 de julio de 2013

Echar de menos.

¿Os soy sincera? Tengo miedo, sí, y no me avergüenzo de ello.
He de reconocer que tengo muchísimas ganas de empezar mis estudios universitarios, pero también reconozco que me da miedo.
Empezaré una nueva etapa en una Facultad maravillosa, en una ciudad encantadora que no conozco, en un piso con otras cuatro chicas de las que tampoco sé mucho de su vida, y rodeada de nuevos compañeros con lo que compartiré un sentimiento, las ganas de acabar siendo los mejores filólogos.
Sé que es una etapa única, que encontraré personas magníficas que jamás olvidaré; pero estoy muy segura de que echaré de menos a muchísima gente, como a mis padres, a mi bicho, a mi hermana, a mis abuelos y tíos..., pero no sólo los echaré de menos a ellos, sino también a los compañeros que me han acompañado en estos dos largos años de Bachillerato, mis compañeros de fatiga, estrés y exámenes, mis compañeros de la vida que he tenido en estos dos años de instituto; pero, ¡ojo!, del instituto no sólo los echaré de menos a ellos, aunque parezca raro, echaré muchísimo de menos a esas personillas que nos han estado transmitiendo todos sus conocimientos, sí, echaré de menos a los profesores que nos han acompañado en este camino, cierto es que no a todos; pero hay dos que jamás olvidaré, la profesora de Latín y Griego, y el profesor de Lengua Castellana y Literatura, y Literatura Universal.
Gracias Mar, gracias Miguel; gracias por ser de esos profesores que jamás se olvidan, de esos de los que se puede aprender conocimientos y, aún más importante, valores: gracias por ser de los que dejan marca; gracias por haber compartido tantas horas con nosotros y aguantarnos con una sonrisa en la cara. GRACIAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario