Intentas sonreír, quizás la gente piense que eres feliz, mejor.
Llega un punto en el que duele demasiado, y ya no sabes a qué te estás refiriendo, te ves agotada física y psicológicamente, crees que no puedes más, necesitas descansar y recuperar tu vida.
Ahora mismo es uno de esos momentos, no me apetece seguir así.
Vuelve ese estrés que no te deja vivir; vuelven las exigencias a ti misma, aunque sabes que te consumen lentamente. Otra vez igual que siempre.
Tengo de nuevo ese miedo, quizás no sirva para ser una buena filóloga...